lunes, 14 de septiembre de 2009

Besos de Judas

2009-09-14
Miguel Ángel Crisanto
A pesar de estar fuera del país la semana pasada, la presidenta municipal, Blanca Alcalá, fue de los temas más importantes en los medios de comunicación. Su exclusión anunciada por el líder estatal del PRI causó un revuelo entre la clase política y la sociedad poblana. Ya el gobernador Mario Marín había intentado un madruguete similar cuando descartó a la alcaldesa, durante un viaje de trabajo a Querétaro, de la secesión gubernamental, bajo el mismo argumento: “ella ya me lo confirmó”.
Es esta ocasión la presión contra Alcalá también la realizaron Javier López Zavala y Enrique Doger, quienes buscan subir al ring a la presidenta municipal o su autodescarte, lamentablemente en este frente intervino el árbitro de la contienda, Alejandro Armenta Mier.
Sin embargo, Blanca Alcalá a su regreso de Ecuador nuevamente ratificó su postura, eso sí muy institucionalmente, pero aclaró que no se dejará presionar, los tiempos de los demás no le interesan y ella juega con sus tiempos y sus circunstancias.
Ayer ante la insistencia de los reporteros de la fuente, Blanca Alcalá señaló: “Siempre, en el marco del respeto en la vida interna del partido, y respeto a lo que implica mi propia función como presidenta municipal, les diré que definitivamente yo seguiré trabajando en los temas de la ciudad, que he hablado con el presidente (Alejandro Armenta), como hablo con muchos actores, pero que sin duda la posición con ese tema habría que definirla una vez que haya salido la convocatoria del partido”. Y así como no lo hizo con el gobernador, ahora con el dirigente priísta, no avaló lo que ellos dicen que dijo.
Armenta quedó exhibido. A pesar de querer recular en sus declaraciones de exclusión, el mensaje ya estaba dado: ser parte de un bloque antiblanquista.
El otro mensaje implícito es que Zavala y Doger pueden seguir esperando que ella se defina porque no lo va a hacer hasta después de emitida la convocatoria del PRI, para lo que aún faltan algunos meses.
Lo que también queda claro es que el primer zavalista, primer priísta, primer legislador y primer funcionario de este gobierno, es decir, el gobernador Mario Marín, ha fallado en su segunda intentona de hacer a un lado a la presidenta municipal, ella seguirá jugando hasta cuando lo crea conveniente.
No será extraño que la campaña contra Blanca Alcalá se intensifique porque su posición en las encuestas resulta incómoda para el proyecto marinista, pero también para el ex rector de la UAP, quien busca capitalizar el antizavalismo.
La operación política de López Zavala no ha resultado lo efectiva que quisieran, porque teniendo estructura, recursos y sobre todo el apoyo del gobernador, aún no puede dar el siguiente paso, puesto que tiene una piedra en el zapato llamada Blanca Alcalá.
Muy a pesar del proyecto oficial, la primera presidenta municipal de Puebla dejó en claro que no se descarta, tendrá que ser tomada en cuenta en las mediciones que ya anunció el líder del PRI, porque de no hacerlo pondrá en tela de juicio su imparcialidad, que de por sí ya es cuestionada.
No podrán exigirle que se defina porque no hay reglas, esas que pidió Alberto Amador y que desestimó Alejandro Armenta, no podrán regatearle una aspiración legítima sustentada en el trabajo y en su propia institucionalidad. En política la forma es fondo y en su soberbia hay quienes se olivan de ello.

Notas de paso.- La única cualidad del director del Sistema Operador de Limpia, Héctor Sulaimán Safi, es ser amigo de Jorge Estefan Chidiac. Desde su llegada la incapacidad y corrupción van tomadas de la mano. Un ejemplo es que este fin de semana ordenó a personal a su cargo que volanteara en diferentes plazas comerciales propaganda de la pelea de box a celebrarse en Puebla el próximo martes, en donde dicen tienen intereses económicos. Una verdadera pena que la alcaldesa tenga semejantes funcionarios.

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